La enfermedad como pretexto

Desde el sábado 8 de diciembre Venezuela cayó en un embrujo que parece casi perpetuo desde junio de 2011 cuando se le diagnosticó al presidente un cáncer. De ésta afección se desconoce hasta la fecha el tipo y ubicación exacta, puesto que en vez de partes médicos lo que hemos tenido han sido interpretaciones políticas de su estado de salud. El mismo presidente que aseguró desde su natal Barinas haberse curado y con lágrimas en los ojos le dijo al país que estaba listo para emprender su campaña presidencial para ser reelecto le anunció ese sábado al país que las lesiones malignas (que asumimos son tumores cancerígenos) reaparecieron y debía ser operado por cuarta vez y que en caso de no poder asumir su cargo, debían apoyar a su sucesor.

Su campaña presidencial, como todos pudimos observar, tuvo un ritmo mucho menos fuerte que el de las anteriores, y sus apariciones fueron siempre ´estratégicas´ para afianzar el apoyo de sus seguidores. Suponemos hoy, luego de conocer su más reciente diagnóstico, que la presunción de que su condición física se agravaba era parte de las discusiones internas de la campaña, y que si las elecciones presidenciales hubiesen sido el próximo domingo (como estaban previstas inicialmente) seguramente el candidato presidente no hubiese podido ganar cómodamente o peor aún debería haberse retirado días antes de la elección dejando acéfala la campaña oficialista.

Ya conocemos lo sucedido y los escenarios supuestos del pasado nada nos ayudarán a aclarar el futuro. Mientras tanto en el embrujo que vive Venezuela los rumores se apoderan del oxígeno que se respira en las calles y se hacen el pan de cada día, no se habla de más nada ni de más nadie que del paciente. A pesar de ello, la información en esta oportunidad ha sido mucho más precisa por parte de los voceros oficiales que en veces anteriores. Las caras largas y de preocupación dejan ver que la situación no es fácil y sus mensajes lejos de hablarle al país le hablan a sus seguidores, a quienes llaman a estar unidos junto a su líder y ´preparados´ para los momentos difíciles por venir. Sin embargo, con una elección regional en puertas el momento del embrujo es muy inoportuno.

Se han dejado a un lado la discusión de los temas que son importantes, como combatir la inseguridad, mejorar los servicios de salud, infraestructura y educación en cada estado y sobretodo el de defender la institucionalidad democrática. Se ha pasado a hablar únicamente del convaleciente en Cuba (país que prefiere por encima del propio para recibir su tratamiento médico) y la agenda mediática, política y social pasa nuevamente a estar dominada totalmente por Miraflores con el embrujo del que son presa a modo del flautista de Hamelin.

La enfermedad es sólo un pretexto para no atacar los problemas reales. Otro pretexto de campaña fue el ´salvar a la patria´ y con ellos se imponen sobre las situaciones más sentidas diariamente por los venezolanos, quienes a pesar de su espíritu de superación, se ven rodeados de imposibilidades y obstáculos que el gobierno nacional no tiene interés en atender y muchos de sus gobiernos regionales no tienen la capacidad de hacerlo. Esperemos que los venezolanos sepan que elucubrar del futuro, con las inexactitudes propias de lo incierto, no resolverán sus problemas y que sólo debemos ocuparnos del presente, y el presente son las elecciones del domingo.

Lo más importante ahora es elegir a quienes tengan la mayor capacidad de dar una respuesta inmediata a los problemas de nuestros estados, defendiendo la institucionalidad democrática consagrada en la Constitución y que no estén dispuestos a caer en el embrujo del ´Poder popular´ que le entregaría el país a las comunas, elegidas del seno de unos pocos, dejando la democracia como un simple enunciado porque las comunas son comunismo.

Protestar no es suficiente

Hace algunos años recuerdo una conversación con ecuatorianos de oposición al gobierno de Rafael Correa antes de que se realizara la Constituyente que realizó la Constitución ecuatoriana de 2008. Similar al gobierno legítimamente electo de Hugo Chávez, el de Correa llegó al poder con una promesa de cambiar el estatus quo, cambiando el sistema político desde la raíz del Estado. En aquella oportunidad junto a otros compañeros estudiantes o actuales colegas politólogos les ´aconsejábamos´ que hicieran todos los esfuerzos por estar presente en dicha Constituyente, y que de ninguna manera abandonaran en las manos de pocos las decisiones de lo que serian las reglas del juego para todos.

Creo que la oposición ecuatoriana cayó en la misma situación de la oposición venezolana, el desprestigio y deslegitimación de los partidos comenzó desde adentro de ellos mismos. Hoy en día espero que no deban pasar por tantos reveses como la oposición venezolana para consolidar su unión en torno a un proyecto de país diferente a la que gobierna en la actualidad, aunque la presentación de múltiples candidatos para las elecciones presidenciales de 2013 dejan ver que su camino será largo.

Argentina es quizás el próximo de los países latinoamericanos que deberá poner a prueba la solidez de sus instituciones democráticas y de su sistema político en general. Estoy convencido de que Cristina de Kichner, al igual que Chávez, Correa,  Morales y Ortega son gobernantes que se ven a si mismos como la única vía hacia la consecución de sus proyectos, y por más que se diga lo contrario son gobiernos democráticamente electos pero que con sus acciones debilitan la autonomía e independencia a los Poderes Públicos, dejando a la democracia en una condición vulnerable al alterar el sistema de contrapesos democráticos.

Viendo las protestas realizadas en Buenos Aires recientemente contra la inseguridad, la inflación, el desempleo y la intención de buscar una tercera relección, recuerdo el proceso del ´marchismo´ (como lo llama Paulina Gamus en su reciente libro) que vivimos en Venezuela en la pasada década. Todas estas protestas tienen,  como tuvieron las nuestras,   el objetivo de criticar al gobierno, de pedir que hagan su trabajo y de que hagan un uso eficiente de los recursos del Estado para brindar mejor calidad de vida a todos, no sólo a un sector que se ve beneficiado por el gobierno de turno.  Perdí la cuenta de las veces que marchamos, que caceroleamos, que protestamos. Todas estas manifestaciones son legítimas pero no necesariamente son útiles.

Para que una protesta sea articulada y pueda tener un impacto debe ser organizada por actores de relevancia social y política, por líderes que aglutinen a otros creyentes en la misma causa. Yo creo que muchos de éstos líderes y actores de relevancia nacen en las comunidades y participan activamente en organizaciones sociales o de la ´sociedad civil´ pero no por ello excluyo a los partidos políticos. Es necesario que existan partidos políticos para que pueda existir una coherencia en cuanto a las propuestas, no basta con estar en contra de algo, hay que construir una alternativa y la naturaleza de estas organizaciones deber ser la de penetrar la sociedad y articular el sentir de los ciudadanos en propuestas y planes de gobierno que son ofrecidos electoralmente para llegar al poder y realizarlo desde allí.

La crisis de los partidos políticos es una crisis de legitimidad al interior de ellos mismos. Muchos partidos de Latinoamérica han cerrado sus puertas a la renovación del liderazgo y sus pseudo-líderes se han hecho caudillos dentro de sus organizaciones. La falta de democracia en la toma de decisiones de algunos partidos hace cuestionar cómo pueden ésos partidos participar en un sistema demócrata. ¿Cómo combatirlo? Yo creo que la respuesta es participando más, no dejándoles el camino abierto a quienes secuestran los partidos.

Si más personas se suman a partidos y con ellos traen ´sangre fresca´ a las organizaciones habrá más probabilidades de ir cambiando el sistema corrompido de algunas organizaciones en las que la representación de la sociedad pasó a ser sólo un lema dentro de sus estatutos. Creo que abandonar los partidos es también fruto del abandono de ideologías, cada vez las personas creen menos en todo y al final dejaran de creer en todos. Desmeritar las ideologías y los partidos es la salida más fácil para quienes los señalan con el dedo como responsables de todos los males de nuestros países.

La democracia no es un asunto de ´ellos´ o de ´aquellos´ es un asunto de TODOS y como tal debemos darle importancia en nuestra cotidianidad, sin caer en fanatismos, sólo con la convicción plena de que participar nos da la posibilidad de cambiar para mejor algo con lo que no estamos satisfechos. Protestar es ´justo y necesario´, pero no basta. Protestar es legítimo, pero no basta. Protestar es saludable, pero no basta. Hay que organizarse en torno al proyecto de país que queremos para nosotros vivir en el y para que vivan nuestras generaciones futuras. Yo no creo en un proyecto de país que tiene el nombre de una persona, yo creo en un proyecto de país que en mi caso particular, tiene nombre de mujer: Venezuela.

Llegamos al llegadero

Llegamos al llegadero

Venezuela llega a lo que llamaríamos los venezolanos ´al llegadero´ este 7 de Octubre. ¿Por qué? Porque los venezolanos tendremos la oportunidad de elegir a nuestro presidente para los próximos 6 años, luego de casi 14 años sin alternancia en la persona que toma las decisiones más importantes para el país.

Hugo Chávez fue ´lanzado al ruedo´ público en el golpe de Estado al presidente Carlos Andrés Pérez en 1992. Lamentablemente, o favorablemente para la historia Chávez no logró concretar el golpe contra el presidente Pérez. Más adelante nos daríamos cuenta de que ésa fue solo el encabezado de tareas que Chávez no lograría cumplir. Chávez fue electo presidente en 1998 obteniendo el 56,20% de los votos de los venezolanos que para entonces estaban cansados de gobiernos corruptos e ineficientes. Desde su llegada al poder Chávez modificó la forma de hacer política.

Desde su llegada a Miraflores (Palacio de Gobierno de Venezuela) Chávez comenzó a implementar su agenda política. En Abril de 1999 adelantó la solicitud de un referendo para convocar a una Asamblea Constituyente y darle así una nueva Constitución al país. La popularidad en ese momento le permitió lograr el apoyo del 87,75%  y una posterior mayoría en dicha Asamblea Constituyente. En Diciembre de ese mismo año fue aprobada la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por más de 3 de millones de votos.  Este instrumento fortaleció el sistema presidencialista, extendiendo el mandato presidencial a 6 años y permitiendo una relección inmediata, lo que en caso de que el presidente fuera relecto tendría 12 años de termino presidencial, por encima del promedio del mandato en la región.

La oposición, desde la victoria electoral de Chávez en el 98 se hizo cada vez inferior, quedando marginada en las elecciones siguientes y teniendo un rol político cada vez más desafiante al gobierno, en un ambiente de polarización nunca antes vivido en Venezuela y que llevó a errores como las huelgas que paralizaron importantes sectores económicos del país, y el recordado ´golpe´ del 11 de Abril de 2002 en el que líderes de oposición jugaron un triste papel en un momento decisivo para la democracia del país.

La inversión social de los primeros años de Chávez fue moderada. El ingreso petrolero que se fue incrementando hasta lograr récords históricos permitió que en 2004, coincidiendo con un referéndum revocatorio solicitado por la oposición, se crearan las ´Misiones Sociales´ cuya definición podría ser un programa social paralelo a la administración pública. Las misiones se financiaban de forma directa por medio del excedente de ingreso petrolero, en Presupuestos Nacionales que han calculado hasta 80 veces menos de lo que realmente recaudan por barril.

En 2004 Chávez fue confirmado en su cargo con el 59,09% de los votos. La oposición quedó aún más desarticulada. En 2005 la oposición se abstiene de participar en las elecciones parlamentarias, dando paso a que el Poder Legislativo fuera controlado absolutamente por el partido de gobierno. Para 2006 se realizarían elecciones presidenciales, siendo relegido a Chávez con más votos que los obtenidos en 2004, el 62,84% de los votos.

En 2007, aprovechando el momento de victoria de su relección Chávez intentó reformar la Constitución, para poder extender su mandato a más de una relección, entre otras reformas. Esta vez debió enfrentar por primera vez  una derrota electoral, por menos de 1 punto porcentual. Luego de 2 años, en 2009, Chávez logró ganar la aprobación de la Enmienda Constitucional que dejó el paso abierto para el presidente y todos los cargos de elección popular de relegirse cuantas veces quieran, quedando en letra muerta el principio democrático de la alternancia.

Luego de casi 14 años en el gobierno, la gestión de Chávez ha estado marcada por altos y bajos  políticos, económicos y sociales. El evidente éxito de su gobierno ha sido sobrellevar las crisis. Cada día los venezolanos viven de crisis en crisis: la crisis energética ha modificado la forma de vivir de muchos, el suministro eléctrico ha dejado de ser constante para tener cortes imprevistos y programados; la crisis alimentaria, en un país que importa la mayoría de sus alimentos ha tenido puntos históricos de desabastecimiento de productos básicos, etc. Las crisis tienen un origen similar: la mala gestión pública. El gobierno de Chávez no ha logrado realizar una gestión eficiente, la mayoría de los cargos públicos se encuentran en manos de personas sin la capacitación para tales puestos. Los resultados son evidentes.

Para 2012 el escenario que se plantea para Chávez es muy distinto. A diferencia de todas las elecciones anteriores, la oposición ha logrado un nivel de articulación no visto antes durante la última década. En el 2006 el candidato presidencial fue seleccionado por medio de una encuesta; para 2012 los partidos se agruparon en la Mesa de Unidad Democrática y realizaron elecciones primarias en las que 3 millones de venezolanos eligieron a Henrique Capriles como candidato de la unidad entre otros 4 candidatos.

Capriles para el momento de ser seleccionado como candidato de la oposición se desempeñaba como gobernador del Estado Miranda, cargo al que fue electo en el 2008 con el 53,11% de los votos, ganándole al candidato del oficialismo por 7%. Su gestión en Miranda se aúna a la experiencia previa durante dos términos como Alcalde del Municipio capitalino de Baruta.  Henrique Capriles, a diferencia de Chávez, ha cosechado su experiencia política a través de los años, desde fue electo como Diputado en el Congreso y fue el presidente más joven de la Cámara de Diputados a finales de los años 90.

La campaña electoral de Henrique Capriles ha sido sin duda una lucha del más débil contra el más fuerte. El uso indiscriminado de espacios como presidente ha sido la característica principal de la campaña de relección, mientras que Capriles ha realizado casi 3 vueltas completas al país.

El mensaje central de Capriles es el progreso para los venezolanos. Se ha centrado en llevar un mensaje de esperanza, lo cual es un elemento vital en cualquier campaña electoral que desee llamar al cambio. Los venezolanos desean cambios que le permitan tener mayor calidad de vida, fundamentalmente la preocupación de los venezolanos gira en torno a la seguridad, éste es uno de los temas más sensibles para los ciudadanos ´de a pie´.

Venezuela se ha convertido en un violento país, en donde las fuerzas públicas de seguridad no son capaces de contener los efectos de las mafias organizadas y del hampa común. Cifras extraoficiales sitúan a Venezuela como el país más violento de la región, con más de 150.000 muertos por actos criminales durante el gobierno de Hugo Chávez. Llamar a la esperanza de tener calles seguras por donde poder caminar sin miedo quizás representa el anhelo de la mayoría de los venezolanos sin importar su posición política.

Venezuela  ´llega al llegadero´ el 7 de Octubre porque es una fecha en la que se hará una decisión histórica para el país y la región acerca de la forma en la que los venezolanos queremos el futuro. El modelo actual, promete a escasos días de las elecciones corregir los errores y mejorar su capacidad de gestión en los próximos 6 años. Esta promesa suena vacía, cuando luego del período presidencial más largo de la historia democrática de Venezuela y genera en muchos ciudadanos la inquietud de probar algo nuevo, de soñar con algo mejor.

Los venezolanos sueñan con la esperanza de tener un gobierno capaz de gestionar el enorme recurso petrolero para la diversificación económica y la generación de empleo, con la apertura de empresas privadas que inviertan en la generación de productos nacionales, con el rencuentro de todos sin importar el color del partido al que das el voto,  con el acceso a servicios de salud de calidad, con una educación que de mejores oportunidades a todos, con tener calles seguras, con acceder a la compra de una vivienda propia, en fin, con éstos y muchos otros sueños que para muchos parecerán algo cotidiano en otros países pero que en Venezuela representan a veces sólo una quimera. ´Llegaremos al llegadero´ el 7 de Octubre y sabremos cuál camino tomará Venezuela.

Si se trata de la luz y de los huecos Sr. Presidente

En días pasados en un acto de campaña escuchamos todos los venezolanos cómo el presidente se dirigia a la concentración que le apoyaba y le decía sin mayor desparpajo decirle a sus seguidores, que que en las elecciones del próximo 7 de Octubre no se trataba de si tenían luz o no tenían luz, de si había huecos en las calles o si habían escuelas cerradas sino que se trataba de la patria. ¿La patria? ¿Cuál patria Sr. Presidente? ¿Esa que usted ha privado de más de 80 mil millones de dólares para regalarlo en el extranjero? ¿Esa que usted compromete cada día a manos llenas frente a China, Cuba, Rusia, etc.?

El discurso de la patria no es nuevo. Creo que en el caso de Chávez evoca a la patria para sentirse un poco como Simón Bolívar, y eso lo comprueba cuando afirma que si pierde las elecciones habrá una ´guerra civil´ en Venezuela. ¿Será que también desea liderar una guerra para sentirse más como Bolívar?

En definitiva los venezolanos lo único que queremos es un mejor país, una mayor calidad de vida, vivir tranquilos. Eso no se se logra de la noche a la mañana. Requiere del trabajo conjunto de todos los venezolanos, pero por encima de ello requiere de un gobierno que logre realizar una gestión eficiente, que maneje los ingresos petroleros de una forma planificada, que permita el crecimiento económico y social sobre bases sólidas, no sobre burbujas de jabón de efervescencias petroleras. ¿Se logra esto con la patria? ¿Qué tiene que ver la patria con los huecos de la calle o con la falta de luz?

Pues sí, Sr. presidente, se trata de los huecos de la calle, de la falta de luz, de la gente que se muere en los hospitales por falta de insumos, se trata de todo eso que afecta a la gente día a día Sr. presidente. Evidentemente usted ni su grupo de personas cercanas padecen las tragedias diarias de los héroes venezolanos, sí, héroes, porque  cada uno de los que se para temprano para trabajar, para darle de comer a sus hijos, llevarlos a la escuela y volver a casa sin sano y salvo, estirando el sueldo, es un héroe. Hay que ponerse en los pantalones de una madre soltera, con un sueldo mínimo, que lucha para sacar adelante a sus hijos, al final del día pregúntele a esa madre y a si mismo si le importa la patria.

El Populismo del siglo XXI

El Populismo del siglo XXI

América Latina posee múltiples características. Unidos por una lengua en diversas geografías, climas y costumbres la gente comparte un elemento: la cultura latinoamericana. Esta cultura es variada, con elementos muy autóctonos enraizados en cada país y se evidencian en sus procesos históricos. Desde el punto de vista político la diversidad es también un elemento evidente desde México hasta la Patagonia Argentina en el extremo sur del continente americano. La diversidad política no es otra cosa que una muestra de la diversidad social, que se ha manifestado en formas de gobierno democráticas y otras no tan democráticas.

Son estas formas de gobierno no tan democráticas las que hoy en día se hacen comunes y van permeando en la sociedad latinoamericana lentamente. Atrás han quedado los años en donde las dictaduras causaban estupor y rechazo, hoy, los  gobiernos de cara democrática pero con corazón autoritario son parte de la arena política de la región.

El común denominador de esta forma de gobierno es perpetuarse en el poder. Una de las ideologías que comparten estos gobiernos es lo que algunos buscan definir como un nuevo socialismo, o socialismo del siglo XXI. En este modelo hay un líder único, que concentra todo el poder legítimo, dado en las leyes y aquel que no le es legitimo para buscar mantenerse en el poder, diluyendo la diferencia entre el Estado y el Jefe de Estado, rompiendo un principio básico de la democracia: la limitación del poder.

Nuestros países han trascendido en su mayoría, luego de lograr nuestras independencias, de regímenes militares-dictatoriales con cúpulas de poder dominantes en todos los sectores del país, a ser democracias. Esto no sería posible si no se hubiese generado un proceso de aprendizaje y de evolución política. Hoy en día son claras las ventajas de vivir en sistemas democráticos, de gozar de libertades, garantía y protección de los derechos.

La historia política latinoamericana nos lleva en un estilo casi novelístico por lo que vivieron nuestros antecesores un par de generaciones atrás trayéndonos al presente. Las historias de guerras, dictaduras, represión y exilio son aún recientes. Este aprendizaje se encuentra presente en la memoria del pueblo latinoamericano, la diferencia es el grado de valoración que en cada país le han dado a la libertad y a la democracia, sino pregúntele a un chileno si permitiría un gobierno que no fuera 100% democrático luego de la experiencia vivida con Pinochet en comparación con otros pueblos que parecen entregarse sin resistencia al autoritarismo de sus gobernantes.

¿Qué es el socialismo del siglo XXI?

Quizás usted se hace esta pregunta. La respuesta, para ser sinceros, es compleja. El socialismo como forma de gobierno es muy clara, sin embargo los elementos que se incorporan “en el siglo XXI” dejan a un lado las bases teóricas y prácticas, lo que genera un salto al vacío, un viaje a lo desconocido, con millones de habitantes a bordo que votaron por un cambio.

Si partimos de la idea del estudio y el análisis que efectúan las Ciencias Sociales y Políticas en las sociedades del mundo podemos concluir que las formas de gobierno de carácter socialista no son errados, existe una posición muy clara del peso que da el Estado como promotor y responsable del bienestar social, habiendo casos en donde las políticas socialistas del Estado han sido efectivas como en Canadá, manteniéndose siempre la separación y autonomía de poderes y la corresponsabilidad social en el manejo de las políticas.

Sin embargo los elementos que preocupan del Socialismo del siglo XXI apuntan a esquemas de tendencia comunista, en el que el discurso del líder se enmarca en el esquema del pueblo explotado, producto del sistema mundial capitalista, que le despoja de todos sus derechos y posibilidades de progresar.

Los líderes del socialismo del siglo XXI de la talla de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador o Daniel Ortega en Nicaragua dicen tener una verdadera vocación de servicio al pueblo sin ser genuflexos a los intereses capitalistas que según su perspectiva han dominado y acabado con los recursos de muchos países. Estos modelos al ser estudiados dejan ver claramente que no ha habido hasta el momento una experiencia exitosa, ni ahora ni antes, cuando en la época del apogeo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el comunismo no ha sido más que un modelo de autoritarismo y represión sin cumplir con la oferta teórica en la que el proletario –o clase trabajadora- haya sido el dueño y beneficiario de los medios de producción social.

¿Por qué Populismo del siglo XXI?

Esta respuesta es menos compleja. El populismo por definición es una degeneración del poder, o de una forma de gobierno que utiliza un discurso predominantemente social, “ser la voz del pueblo”, con una dura crítica a los partidos tradicionales o élites sociales. De esta forma pretende lograr la identificación con el sector mayoritario de la sociedad que en muchos casos ha sido dejada a un lado por sus gobernantes. Sin embargo estos gobiernos populistas tienen poco o nada de efectividad en cuanto a la gestión que realizan. Así vemos como luego de los primeros términos para los que fueron electos buscan una reelección, o más de una, para poder terminar de realizar su proyecto. El secreto a voces es que el proyecto es perpetuarse en el poder, sin más razones ciertas para solucionar los problemas que aquejan a la sociedad.

El caso más notable es obviamente el caso de Venezuela y del gobierno de Chávez que ya por más de 11 años gobierna y, con la posibilidad de reelegirse indefinidamente, luego de cambiar la Constitución, tiene aun el cinismo de pedirle a sus electores que le den más tiempo para concretar lo imposible para él: gobernar. Sin lugar a dudas el caso venezolano es un caso particular, en el que elementos como el ingreso petrolero han permitido la política populista a lo interno y  en el exterior en un país consumido por la inseguridad y la inflación.

Lo más preocupante hoy en día es ver cómo este tipo de regímenes que fundamentan intolerancia y división social se han diseminado por América Latina, fundamentándose erróneamente en el pensamiento de Bolívar. La pregunta que debemos hacernos es ¿hasta dónde permitirán los pueblos latinoamericanos que esto  llegue?

Ciertamente el populismo del siglo XXI es parte del proceso de aprendizaje político. Sin duda deben analizarse las razones por las cuales llegamos a tener deficiencias en nuestras democracias que abren la puerta al autoritarismo y al retroceso social y político en América Latina. Todos debemos involucrarnos y no ser ajenos a la lucha democrática en nuestros países. Debemos fortalecer la institucionalidad democrática de nuestros países, velar por la garantía de las leyes y dar el ejemplo participando en la toma de decisiones a nivel local, ser vigilantes de las autoridades que elegimos, involucrarnos en partidos para garantizar la elección de mejores candidatos en el futuro y sobre todo no dejar que otros decidan bajo el errado concepto de “no me gusta la política”. La política es un elemento cotidiano de nuestras vidas y nuestra tarea no es únicamente ir a votar y esperar leer en las noticias un día que todo cambió.

Artículo escrito para la Revista Política Político